El Boston Consulting Group (BCG) describió 13 iniciativas que las empresas podrían tomar para avanzar hacia el logro de la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030. Entre ellos, algunos están escritos en negrita, ya que pueden dirigirse al sector de la restauración:
BCG estima que estas iniciativas también serán buenas para las empresas que las adopten. En general, reducirían el desperdicio de alimentos en 700 mil millones de dólares al año.
Se desconoce la cantidad exacta de residuos alimentarios generados por el turismo y la hostelería, pero se estima que los hoteles, los restaurantes y el sector de la restauración son responsables de alrededor del 14 % del total de residuos alimentarios generados en la Unión Europea.
En cifras absolutas, el 14 % representa alrededor de 12 millones de toneladas de desperdicio de alimentos al año, es decir, entre 12 y 28 kg de desperdicio de alimentos per cápita por año para los 27 Estados miembros de la Unión Europea. La industria de servicios alimentarios produce más desperdicios alimentarios que los sectores mayorista, minorista y de producción, respectivamente.
El desperdicio de alimentos representa el 46 % del total de residuos producidos en los hoteles estadounidenses. Una estimación más reciente es que los restaurantes generan el 33 % del desperdicio total de alimentos en los Estados Unidos. Un estudio sobre los residuos en un hotel de Bangkok demuestra una asombrosa 1,3 toneladas de residuos de alimentos comestibles en una sola semana.
Sin embargo, actualmente no se sabe qué fracción del desperdicio de alimentos generados por la hostelería es causado por el turismo. Una de las razones por las que no se dispone de esta información es que el consumo de alimentos relacionados con el turismo y sus implicaciones medioambientales no se han investigado ampliamente hasta la fecha.
Lo que se sabe, de manera global, es que los turistas consumen más alimentos que en casa y comen más alimentos importados que en casa, aumentando así el impacto ambiental del turismo en los destinos. Dado que el consumo de alimentos es una experiencia turística clave, es probable que los turistas prueben diferentes alimentos y no les gusten algunos de ellos. Esto lleva a que se desperdicie más comida que en casa.