Tema 2: Desarrollo y características del CC

El tema 2 introduce las características del CC a partir de un entendimiento sobre las razones por las que el modelo ha ido ganando atractivo en los últimos años.

Diferentes factores explican el crecimiento exponencial del consumo colaborativo en los últimos años, en particular la innovación tecnológica y el cambio de valor del consumidor hacia el acceso y el intercambio debido a las realidades económicas, sociales y medioambientales. El análisis de estos factores permite comprender el desarrollo y las características del CC, así como sus ventajas clave en comparación con los modelos tradicionales.

En 2016, la Comisión Europea subraya el papel central de las plataformas en su definición de la economía colaborativa:

«El término economía colaborativa se refiere a modelos de negocio en los que las actividades son facilitadas por plataformas colaborativas que crean un mercado abierto para el uso temporal de bienes o servicios prestados a menudo por particulares.»

 

El modelo CC no es solo un fenómeno económico emergente, sino también un fenómeno tecnológico tras el desarrollo de Internet, que se ha convertido en el principal canal a través del cual los proveedores proporcionan información y solución directamente a los consumidores.

De hecho, el núcleo del CC no es nuevo en sí mismo, ya que compartir es un fenómeno tan antiguo como la humanidad. Las personas siempre han intercambiado bienes y servicios de manera inter pares y siempre lo harán.

Sin embargo, el concepto ha ido creciendo a un ritmo considerable en los últimos años con el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Las tecnologías de Internet facilitan la conexión entre las personas (proveedores y consumidores) a través de plataformas colaborativas en línea, lo que lleva al modelo CC a desarrollarse a una escala que no era posible antes de Internet. Las plataformas de intercambio digital reconcilian dos lados fragmentados de un mercado, permitiendo a las organizaciones y a las personas acceder a mercados y comunidades más amplios de manera paralela y complementaria, en los últimos años, el desarrollo tecnológico de los dispositivos móviles ha permitido a las personas el acceso a Internet en todo momento y lugar.

Source: Botsman (2015), Camacho-Otero (2018).

La reducción del poder adquisitivo tras la crisis económica y la elevada tasa de desempleo han obligado a muchos a prestar cada vez más atención al precio y la relación calidad-precio. En esa perspectiva, el CC ofrece oportunidades de recompensas financieras y ahorro de costes.

Las plataformas digitales contribuyen a una reducción significativa de los costes de transacción de los productos y servicios al conectar a los usuarios y coordinar sus decisiones en beneficio de ambos.

Los particulares negocian sus activos con otras personas a cambio de una compensación financiera.

De «somos lo que poseemos» a «somos a lo que podemos acceder» (Belk, 2014)

El consumidor ha operado un cambio de valor de la propiedad a la no propiedad temporal de bienes. La gente se dio cuenta de que lo que realmente necesitan son los beneficios de los bienes y no los productos reales. Hay un cambio en la relación que los individuos tienen con los objetos, ya que el valor se pone ahora en la satisfacción de las necesidades, a través del uso de bienes o servicios, en lugar de en la posesión propia de un bien. En esa perspectiva, los consumidores consideran cada vez más que la opción inteligente es «compartir en lugar de poseer» (Camilleri, 2017).

Sobre la base de esta transferencia de valor, el consumo colaborativo pretende abordar los costes inmobiliarios y el uso insuficiente de los activos. De hecho, una característica clave de la CC es que permite a las personas comerciar y compartir sus activos infrautilizados con otras personas. Utilizando el ejemplo de un automóvil utilizado en el 8 % del tiempo de media (Sacks, 2011), resulta evidente que compartir tiene sentido tanto práctico como económico tanto para los consumidores como para el medio ambiente (Belk, 2014).

Así, en consonancia con las principales misiones de la economía circular, el modelo CC ofrece la oportunidad de hacer un mejor uso de los recursos, permitiendo el uso de activos ociosos, intensificando el uso de activos que no se utilizan de otro modo y facilitando la reutilización de productos que ya no son deseados.

Además, en un mundo con una población cada vez mayor y una creciente densidad urbana, los lugares se hacen más pequeños, las ciudades se han sobrepoblado y congestionado, lo que implica que se debe reducir el número de posesiones.

Las motivaciones de los consumidores para adoptar prácticas de consumo colaborativo van más allá de las dimensiones económicas, como los precios más bajos. La creación de valor de este modelo no puede limitarse al valor financiero.

La conveniencia es un aspecto positivo importante de la CC, ya que este último ofrece una gran flexibilidad a los consumidores que acceden al producto solo durante el tiempo que se necesita, permitiendo así la reducción de costes (sin inversión inicial ni costes de mantenimiento) y la conveniencia espacial.

En los últimos años, ha aumentado la conciencia del valor de nuestro planeta, especialmente con referencia a las generaciones futuras, y la presión sobre todos los actores de la sociedad para que contribuyan a un desarrollo sostenible. Como consecuencia, muchas personas buscan formas de consumir de manera respetuosa con el medio ambiente y sostenible, por ejemplo reduciendo los residuos, comprando productos de segunda mano o reciclados, o comprando locales. Desde esta perspectiva, el concepto de CC ofrece varios beneficios ambientales en comparación con el consumo convencional.

En particular, la crisis medioambiental insta a las personas a reflexionar sobre el actual modelo de consumismo. Este último es el fenómeno que describe la tendencia, o incluso el estilo de vida, de los consumidores a adquirir y consumir siempre más bienes y servicios, impulsándolos a comprar nuevos objetos y desechar los antiguos (pero aún funcionales), mientras que los productores trabajan en la reducción de la vida útil de los productos (obsolescencia planificada) para aumentar el ritmo al que los consumidores sustituyen los aparatos.

La adopción de prácticas de CC apoya la lucha contra el consumismo y fomenta la transición a una sociedad posconsumista, ya que permite evitar nuevas compras y compartir activos ociosos. La atención se centra en el bienestar y el bienestar a través del consumo basado en el acceso, que va más allá del materialismo. De este modo, los consumidores operan una disminución sostenible del consumo personal y de los residuos y contribuyen a un uso más prolongado e intensivo de los productos, y se alienta a los productores a producir productos duraderos. Además, se crean menos residuos, ya que se necesitan menos productos para satisfacer la misma cantidad de personas.

Las personas están en el centro de la CC, ya que pueden ser tanto proveedores como consumidores de los bienes y servicios. Están empoderados ya que pueden convertirse en microempresarios y colaborar directamente entre sí, ganando entonces poder y control sobre el proceso de consumo. Una fuerza de CC, que justifica su rápido crecimiento, es que se adapta a las necesidades del consumidor, en lugar de al revés.

El creciente éxito del modelo CC también se debe al hecho de que crea valor social, ya que da acceso a los productos a los consumidores que no pueden permitirse el lujo de comprarlos.

Además, CC aumenta la interacción del individuo entre sí ya que las personas están conectadas y se encuentran entre sí. En ese sentido, los individuos consumen mientras se sienten parte de una comunidad de ciudadanos activos. Nwaorgu señala al CC como la renovación de la comunidad, ya que se basa en la interacción comunitaria. El vínculo social, la confianza y la solidaridad entre pares son claros efectos sociales positivos del CC, coincidiendo con un momento en el que existe una creciente necesidad de sentir una sensación de conexión social ilustrada por la gran importancia e influencia de las redes sociales en nuestra sociedad. Representante de la nueva confianza en pares en CC, las calificaciones de los clientes y las revisiones de productos en plataformas y redes sociales se han convertido en factores clave en las decisiones de consumo de los individuos.

En resumen, el CC involucra a tres partes diferentes:

  • Proveedores: Los propietarios de activos infrautilizados (o recursos, tiempos, habilidades) que ofrecen la posibilidad de negociarlos o compartirlos durante un período de tiempo determinado. Pueden ser particulares (peers) así como proveedores de servicios profesionales.
  • Consumidores: Estos son los solicitantes de activos específicos.
  • Plataforma colaborativa digital: La mayoría de las veces creadas y gestionadas por empresas privadas, las plataformas digitales desempeñan el papel del intermediario, ya que vinculan a los proveedores y a los consumidores, con lo que se adaptan a la demanda y la oferta. Si bien los proveedores y los consumidores son capaces de conectar y practicar CC sin pasar por plataformas digitales, esta última lleva el desarrollo de CC en la economía a una escala mucho mayor. De hecho, facilitan la conexión y coordinación de los agentes y, por tanto, el intercambio y el intercambio de bienes y servicios. Por lo tanto, aunque no esenciales, las plataformas digitales son un actor clave.
Source: https://marketbusinessnews.com/financial-glossary/sharing-economy/

Prácticas de CC

Botsman tiene la intención de aclarar más el concepto de CC destacando 3 maneras de practicar el consumo colaborativo:

  1. Sistema de producto-servicio (o economía funcional):

Acceder a los beneficios de los bienes o servicios sin necesidad de poseer los activos subyacentes.

Example: Vélib’es un sistema de bicicletas compartidas en París que consiste en una estación repartida por la ciudad, equipada con una terminal de alquiler automático y un sistema de pago por minuto.

  1. Estilo de vida colaborativo

No son solo bienes físicos sino también activos no productivos (como el espacio, las habilidades, el tiempo o el dinero) los que se intercambian de nuevas maneras, es decir, compartidos, intercambiados y truecados..
Example: Just Park es un servicio que conecta a las personas con plazas de aparcamiento no utilizadas con las personas que los necesitan.

  1. Mercados de redistribución:  

Los bienes infrautilizados o no deseados se redistribuyen cuando son necesarios
                                                                                  Example: BookMooch es una comunidad de intercambio de libros en línea.

El siguiente video ofrece más ejemplos de organización para prácticas de CC dando números para ilustrar su creciente impacto e importancia: