Como se explicó anteriormente en el módulo 1, el concepto de economía circular tiene por objeto mantener los materiales y los recursos en uso durante el mayor tiempo posible y diseñar los residuos y la contaminación. Los materiales siguen pasando de una cadena de valor a otra y, por lo tanto, avanzar hacia una economía circular no solo requiere cambios en la sociedad, sino que también implica grandes implicaciones para cada cadena de valor de productos y servicios.
Comprender cómo se componen las cadenas de valor y cómo se interconectan los diferentes vínculos y áreas es un aspecto clave tanto para los procesos de diseño de productos y servicios como para otros procesos administrativos y técnicos. La implementación y ampliación de las prácticas de la economía circular a menudo requiere el pensamiento del sistema, ya que puede implicar cambios en una o más áreas de un sistema, y por lo tanto, la colaboración es esencial.
De hecho, la economía circular puede entenderse como «una economía en la que las partes interesadas colaboran para maximizar el valor de los productos y materiales y, como tal, contribuir a minimizar el agotamiento de los recursos naturales y crear impactos sociales y medioambientales positivos» (Kraaijenhagen et al., 2016).
Este pensamiento del sistema exige que las empresas y las organizaciones se centren en optimizar y crear valor a lo largo de todo el sistema de manera holística, a través de la cooperación con diferentes partes interesadas (dentro de una organización, entre organizaciones o con los consumidores). Se necesita un cambio de mentalidad, pasando de un enfoque tradicional de la cadena de suministro a un enfoque de cadena de valor.
Una red de valor circular se entiende como una red de cocreación dinámica que se basa en el compromiso y la interacción de las partes interesadas del mundo empresarial y otras partes interesadas de la sociedad, para garantizar los flujos circulares de valores tangibles e intangibles. Una red de valor circular va más allá del concepto de cadena de valor circular, ya que se consideran partes interesadas tanto internas como externas que participan en el proceso de creación de valor. Por lo tanto, la colaboración, la comunicación y la cooperación de estas partes interesadas interdependientes pero independientes son necesarias. De hecho, el éxito de la aplicación de las prácticas de la economía circular procederá de la participación de todas las partes interesadas pertinentes y de su capacidad para vincular e intercambiar patrones.
Los beneficios de establecer una red de valor son: